La magia de la Navidad hace que todo sea más hermoso, más caluroso y más bueno. Las tradiciones también son más fuertes y revelan la profunda conexión con el pasado.
Es el triunfo de los dulces tradicionales en las pastelerias y de las reposterias de Navidad hechas en casa.
En la antigüedad estos pasteles estaban preparados para ser ofrecido como un signo de respeto por la familia y la naturaleza. Representaban símbolos sinceros de vida de la población rural: ingredientes naturales y simples para reforzar valores y enlaces.
La temporada de Fiestas de Navidad comienza por la víspera de la Inmaculada Concepción, el 7 de diciembre: se preparan los “cuddrurieddri o cullurielli o crespelle” (el nombre depende de la provincia de Calabria), hechos de harina, patatas y levadura, fritos y comidos con azúcar o sal.
Siguen los “turdilli” una especie de ñoqui cubiertas con miel, los “scalilli“, una especie de rosquillas trenzadas cubiertas con miel o con glasa de azucar o de chocolate, y las “chianulille“, pasteles rellenos de confitura o de “ricotta”, queso fresco, aromatizada o de miel y nueces; todas estas delicias aderezan las ricas mesas de las comidas y las cenas de Navidad.
Es el triunfo de las tradiciones religiosas con sus ritos, en particular, la representación de la Natividad del Belén Viviente.
En varios centros históricos de las ciudades, pueblos y aldeas revive el nacimiento de Jesucristo y se organizan representaciones teatrales a las cuales los habitantes mismos participan como actores voluntarios.
En las pequeñas plazas y callejones se recrea la atmósfera del pasado y todo se convierte en una oportunidad para sacar del olvido las antiguas tradiciones y los oficios antiguos.
La magia de la Navidad!
- Brunella Brusco -